Un museo que también corre
El espacio fue completamente rediseñado para la ocasión. La visita se organizó por décadas, con señalización en el suelo y paneles explicativos que conectaban tecnología, contexto histórico y anécdotas. Fue como caminar dentro de una pista, pero de historia.
Y para los más románticos del asfalto, hubo un momento inolvidable: casi 50 coches salieron del museo y desfilaron por el circuito real, al anochecer, con luces encendidas y motores rugiendo. Un espectáculo que puso la piel de gallina hasta al más escéptico.
Conclusión: no es un museo, es una vuelta al pasado con casco puesto
El Musée des 24 Heures du Mans en 2023 no fue simplemente una exposición más. Fue una declaración de amor al automovilismo, un regalo para quienes creen que los coches también pueden contar historias. Y si no saliste con olor a aceite y ojos brillando… probablemente entraste por la salida.